Día de Feria

Lo primero que uno se encuentra al llegar a la Feria es la portada. El motivo de la misma suele ser casi siempre algún rincón de Granada que por lo que sea, ése año tiene especial importancia. Así, en esta Feria del Corpus, la portada imita uno de los laterales del Patio de los Leones de La Alhambra, en apoyo a la candidatura del monumento nazarí a nueva maravilla del mundo. Tras el primer contacto con el albero del recinto, sorprende comprobar cómo año tras año los primeros puestos que se distribuyen a derecha e izquierda del pasillo central del ferial son siempre los mismos. Dos maniquíes articulados y vestidos para la ocasión pisan uva. Este es el reclamo de los puestos en que se vende vino dulce a un euro el vasito. A partir de ahí, cientos de caravanas y puestecillos ofrecen una amplia gama de productos: algodón dulce, gofres, manzanas de caramelo, patatas asadas, turrón duro... Mientras uno camina, la música comienza poco a poco a dejarse notar. La bien llamada 'Calle del Infierno' está cerca... En ella se encuentran las atracciones para los más pequeños. Y por último, las casetas. Hay públicas y privadas, aunque de estas últimas pocas quedan ya. Sin duda alguna, la Feria es uno de los pocos lugares en que coinciden y se mezclan las clases sociales de una ciudad. En el ferial hay sitio para todo el mundo. Eso es bueno... o no. Depende. Para terminar, un apunte. Hay quién dice que un día de Corpus no termina hasta que en casa consigues limpiar los zapatos de albero y barro. Razón lleva.